domingo, 15 de mayo de 2011

EL SENTIDO A LA DERIVA


Exposición realizada en las 7 Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación "Actuales desafíos de la Investigación en Comunicación. Claves para un Debate y Reflexión transdisciplinaria". Universidad del Comahue. General Roca. 13, 14 y 15 de noviembre 2003.



“QUIENES SE OPONEN A LOS EFECTOS DE LA GLOBALIZACION NO SON GLOBALIFOBICOS”

 El viernes 1° de febrero de 2002, el matutino “Clarín” titula “El regreso de los globalifóbicos”, al artículo de Néstor Restivo, enviado especial al Foro Social Mundial que sesionara en Porto Alegre.
El periodista informa acerca de las personalidades que concurrieron al mismo (Noam Chomsky, Samir Amin, Ignacio Ramonet, Francis Albert, Leonardo Boff, Danielle Mitterrand, entre otros).
El título es, por demás, capcioso. Desde que Marshall Mc.Luhan acuñara el término “aldea global”, la globalización informática ha sido el vehículo utilizado por el neoliberalismo para imponer conductas, crear necesidades y vender el discurso hegemónico que somete a las economías “periféricas” a depredaciones caníbales.
El “modelo” impuesto va dejando cadáveres a la orilla de su ruta; la exclusión social es su efecto.
Por otro lado, la fobia (1) se entiende como un temor irracional ante un objeto. En la neurosis fóbica (cuyo origen yace en un conflicto inconsciente), el enfermo, temeroso de sus pulsiones, desplaza su angustia hacia un objeto simbólico.
Nada más desacertado para definir a quienes no adhieren al modelo. No hay patología alguna en oponerse al mismo: por el contrario, las voces que se elevan representan a Eros.
La batalla es entre la Vida y la Muerte, entre el derecho a vivir y la propuesta tanática que el poder hegemónico mundial subsume en sus postulados.
No hay ni actitud inconsciente ni desplazamiento de objeto: por el contrario, los manifestantes son totalmente conscientes de su crítica y sus propuestas. No hay cuestionamiento a lo global como realidad, sino específicamente a los efectos de la política económica neoliberal.
Llamar “globalifóbicos” a quienes plantean alternativas que apuntan a la supervivencia, es, por lo menos, violencia simbólica.


Es atribuir sentido patológico a un discurso sano. Y, en este caso, el poder de la palabra se transforma en la palabra del Poder, que –lejos de nominar las cosas por su nombre- utiliza términos fallidos que validan el discurso del Amo.
Sabemos que la fuerza es el único “argumento” que sostiene al capitalismo salvaje. Tratemos de no ser, desde la prensa, funcionales a ese discurso, que sólo puede sostenerse por la fuerza.”

Este artículo de mi autoría fue mediatizado por www.argentinainternacional.com.ar, en abril de 2002.
La elección del artículo “EL REGRESO DE LOS GLOBALIFÓBICOS”, firmado por Néstor Restivo y publicado en “Clarín” el viernes 1° de febrero de 2002, no es casual. Restivo ya había cubierto otras manifestaciones de oposición a los efectos económicos de la globalización. Sus artículos son concienzudos, y habilita a sus entrevistados a exposiciones esclarecedoras.
Trataré de ampliar algunas consideraciones respecto del artículo que originó la elaboración del publicado en el sitio mencionado.
El motivo de mi inquietud obedece al título, que operó como disparador de algunas reflexiones, que apuntan a dos elementos de análisis:

1.- La construcción de sentido
Uno de los riesgos que conlleva la información mediática, es el constante bombardeo de noticias cuyo tratamiento responde a pautas que establecen  los centros de poder económico. Así, la recirculación de noticias lleva una marca en el orillo: el sentido asoma como hilachas de un dobladillo mal terminado, si cabe la metáfora.
De ese modo, esas construcciones simbólicas son incorporadas subjetivamente en un proceso que va desde la naturalización, primero, hasta la internalización, después. No hay registro consciente de esto. Y  si el que nomina, domina, dar nombre es legitimar el sentido de lo que se nombra.
Atribuir entidad patológica a una queja colectiva, es investir de enfermedad a un discurso que se contrapone a los dictámenes del “pensamiento único”, con todo lo que connota la idea (contagio, permanecer lejos del enfermo, aislamiento, etc.) Esa queja adopta diversas maneras de expresión, algunas llegan incluso a actos violentos; pero a todas ellas las unifica el pedido de ecuanimidad, de justo reparto, de derecho a una vida que el sistema no garantiza.
Forzando la memoria, “El regreso de los globalifóbicos” podría también compararse con el título de una antigua película “El regreso de los muertos vivos” y cerrar así, satíricamente con la utilización de la hipérbole, el sentido de “muerte real” de millones de habitantes del planeta a quienes la economía de mercado deja al margen de cualquier posibilidad de vida.
La recirculación planetaria del término globalifóbicos, surge de las usinas de poder desde donde se pergeña la pobreza de la periferia (utilizando esa odiosa ecuación centro/periferia), y se explica a partir de la acción  de retomar comentarios, reciclar lo publicado y validar los títulos que ya vienen precocidos, listos para el último toque del microondas local para dejarlo a punto.
Giovanni Sartori, plantea en “Homo videns” que el impacto de la imagen televisiva, reduce la capacidad de abstracción. Otro tanto podría decirse de la prensa escrita, que –al formar parte de los mass-media- también reproduce discursos en cuyas condiciones de producción se puede rastrear la violencia simbólica que connota la nominación.
Como “paradoja del destino”, también se podría mencionar que Sartori, que denunciara los efectos de la televisión, es el mismo que acuñara el concepto de “guerra preventiva” (2), actual discurso institucional de Bush con el que intenta legitimar las futuras intervenciones armadas, en su condición de “gendarme de la democracia mundial”,     eufemismo  que alude a la necesidad de empleo del poderío militar que ha
convertido a los Estados Unidos en el Imperio contemporáneo que conocemos.
Por otro lado, la lógica de “losers” y “winners” (perdedores y ganadores), trata de establecer, “mediante el uso lingüístico, derivar hacia las víctimas la responsabilidad de su marginación y desamparo. Siendo imposible la aceptación ética del disfrute de algunos ante el malestar y desprotección de tantos, el lenguaje viene en ayuda para otorgar una explicación que, en este caso, toma forma de una justificación”, según palabras de la prestigiosa psicóloga Silvia Bleichmar, en su libro “Dolor País”.
Una categorización adecuada, respondería, a mi entender, a la nominación de Toni Negri: “movimiento no global”, con independencia del acuerdo o el disenso que el autor de “Imperio” genere.

2.- Antítesis texto/paratexto

A poco de comenzar a leer la crónica de Restivo, se advierte, a través de los subjetivemas que utiliza, ya la empatía por los manifestantes, tanto como la admiración
que le genera Noam Chomsky, lingüista crítico del stablishment norteamericano, que ejerce su cátedra universitaria en los Estados Unidos.
Mientras el título es descalificante, el artículo permite deducir que su autor valora positivamente los hechos de los cuales fue testigo.
Esto da pie para múltiples interpretaciones: la más sencilla, es que el título le haya sido impuesto por el editor. Los medios son  habitualmente, mergers de firmas, y los intereses cruzados, múltiples. Estos mismos intereses son los que determinan la manera en que la noticia llegará al público, quedando el periodista, comprometido con los vaivenes de factores económicos ajenos a él.
Maite Alvarado, del Instituto de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, dice: “Hay, por supuesto, zonas de transición, como en el caso del título, parte del paratexto autoral que, sin embargo, dada su naturaleza ambivalente –ya que es a la vez expresión del texto y argumento de venta-, suele ser objeto de negociación entre autor y editor.”
 Pero la palabra es un arma. Y del mismo modo que puede acariciar como una pluma, puede también penetrar con violencia, en un intento de construir un  modelo de representación mental acorde a quien fabrica el arma, si se me permite el eufemismo. Y, -lo que es peor- sin conocimiento del lector.
                                                                                                    

                                                                                   María del Carmen Barcia


NOTAS

(1) “Fobia: temor angustioso e irracional ante un objeto o situación exterior que, de modo persistente, es vivido como una amenaza por el sujeto.// Neurosis fóbica, la que centra el comportamiento del enfermo alrededor de la evitación del contacto con el objeto fóbico a fin de evitar la angustia que siente el sujeto al acercarse o entrar en contacto con el mismo. El mecanismo causal de esta neurosis es un conflicto inconsciente. El sujeto tiene miedo de sus pulsiones (V. Pulsión), a las que sustituye por un objeto irrisorio. Como no puede soportarlas, y quiere negar su  realidad, desplaza su angustia hacia un objeto simbólico….” Diccionario de Psicología Océano. Pag. 120, Col.2.

(2) Las Guerras Preventivas van a ser necesarias” (La Nación) 03/11/2002.“Países serios, Estados canallas” (Clarín) 26/07/2003.