sábado, 5 de noviembre de 2011

PICHON-RIVIÈRE COMO AUTOR LATINOAMERICANO

PICHON-RIVIÈRE COMO AUTOR LATINOAMERICANO
Por María del Carmen Barcia


Al aceptar la propuesta de reflexionar sobre Enrique Pichon-Rivière en tanto autor latinoamericano, el título me convoca al despliegue de múltiples trazos. Para facilitar el derrotero, trataré de ordenarme e intentar algunas puntuaciones.

1º: Qué es un autor
2º: Qué es el latinoamericanismo

“Desde el punto de vista semiótico, un autor es un operador eficaz capaz de establecer una función específica y singular en un universo dado de signos”1 (Albano, 2005).

Un escritor es alguien que –a partir de sus competencias lingüísticas- puede trascender sus expresiones subjetivas para lograr una inteligibilidad universal. Tolstoi decía “pinta tu aldea y pintarás el mundo”.  

¿Cumple Pichon-Rivière con esta premisa? Como sujeto creador de un texto encuadrado en un espacio-tiempo determinado, Pichon, a la vez que descubre nuevas instancias del psiquismo, tomando como punto de partida al psicoanálisis, va dibujando nuevas cartografías que -en relación a su audacia, su espíritu innovador, y su rigurosa observación del sujeto social- le permiten el salto dialéctico que se produce al pasar de la práctica del electroshock a la praxis del grupo operativo, como dispositivo corrector de las dificultades que se producen en los procesos de aprendizaje. O sea: de la práctica psiquiátrica a tono con el espíritu de la época, a una visión adelantada a toda teorización existente en el campo de la salud mental.

Interpreta los signos de la conducta manifiesta, arriesgándose a componer compases de una nueva música con características contraculturales, disruptiva, adelantada  al oído profesional epocal.


Por otro lado, Horacio González planteaba, al inaugurar este seminario,  lo dificultoso que resulta enlazar el latinoamericanismo: en efecto, la conformación de “lo latinoamericano” está atravesada por una multiplicidad de orígenes, lenguas y raíces étnicas e históricas, que tienen -tal vez- en el mestizaje un lugar común.

Un primer disparador: la asociación inevitable que me permitió enlazar la propuesta con la evocación de un libro de Jorge Gissi Bustos (2), psicólogo por la Pontificia Universidad Católica de Chile-, en el cual plantea que la literatura latinoamericana, representada por los cinco Premios Nobel (Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Octavio Paz, Miguel Ángel Asturias y Gabriel García Márquez  nacidos en nuestro continente (en la actualidad son seis, con Mario Vargas Llosa),[1] deben al mestizaje la expresión de una cosmovisión del mundo que representan, tan particular y a la vez tan universal.

Pichon no era mestizo: era ciento por ciento europeo. Pero tal vez, el doble desarraigo que padeciera en Europa (su nacimiento en Ginebra no lo acreditó como suizo, según las leyes de ese país) y en Argentina (como inmigrante de una cultura europea), haya tenido la impronta de un mestizaje, si no de sangre, seguramente cultural.

Su vida en el contexto de la cultura guaraní en sus primeros años, fue –además de un inevitable proceso de aculturación- la posibilidad  de integrar esa visión en uno de sus postulados clásicos: la coherencia entre el sentir, el pensar y el hacer.

Ese gajo injertado en un tronco mítico, prendió con la singularidad del sincretismo, que le permitió parir ideas fuerza como quien se abre camino a machetazos por el terreno virgen de una selva de ideas.

Como dijera Alejandro Scherzer “Pichon no hubiera sido quien fue, si no fuera por la cultura guaraní, con todas las relaciones fundantes que tuvo…esas marcas de infancia allí…”.

O, como expresara Zito Lema, “en la selva está el sueño…la palabra es el ser en acto y no en representación…”.

Pichon, al crear su dispositivo de grupo operativo, nos invita a bucear en lo obvio, a indagar en lo cotidiano, a tomar la expresión, lo manifiesto, e intentar ponerle voz a lo no dicho, a lo latente, lo que insiste, al nudo, al carozo del ser que permanece en la zona oscura de los miedos, esos miedos que se manifiestan como obstáculos en el proceso que lleva al objetivo, a la meta.
Nos propone una mirada crítica, reaprender lo mal-aprendido, o –como diría Bauleo- “se trata, como en el cine, de rodar de otra manera la historia grupal que estuvo implicada en nuestra vida cotidiana”(3) (De Brasi et alt,1990).
 Es en ese deuteroaprendizaje donde radica el proceso corrector, el que está al servicio del aprendizaje activo de la realidad.

Ese proceso innovador sólo podría darse en quien hace de la cercanía, de la alteridad, un motivo de vida. Así lo describió Joaquín Pichon-Rivière, cuando nos recordó la frase de Gabriel García Márquez: “la interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos, sólo contribuye  a hacernos cada vez más ajenos” o cuando planteó que Enrique fue descubriendo cómo la interacción con la cultura originaria del chaco correntino constituyó una dialéctica mundo interno- mundo externo, aportando a su identidad.  
O cómo, luego, fue generando un camino por Latinoamérica, transitado realmente  (Uruguay, Brasil) o dejando su teoría como marca subversiva a través de sus discípulos en Cuba, México, Perú, Chile, Colombia y El Salvador.
Testigos de la herencia de su obra son los Institutos pichonianos existentes  en Montevideo, Porto Alegre, San Pablo, Bahía y Brasilia; la carrera de Psicología con orientación psicosocial -que tiene, desde primer año el grupo operativo como dispositivo privilegiado- en la Universidad Luis Amigó de Colombia (Medellín, Bogotá y Montería), y las numerosas Escuelas de Psicología Social en más de 10 provincias argentinas, continuadoras de la Primera Escuela fundada por el Maestro y dirigida por Ana Quiroga; en las que sus discípulos, formados en un ECRO común -algunos de ellos con desarrollos teóricos propios- continúan aportando nuevas reflexiones a la vigencia del pensamiento estructural de Enrique Pichon-Rivière.

A lo innovador de su teoría, sumó artículos periodísticos de diverso tenor: analizando tanto los roles que se ponen en práctica en un partido de fútbol, por ejemplo, como el significado de la nocturnidad o el consumismo de la época.
Esa mirada crítica sobre el mundo global, habilitó el pensar en un sujeto atravesado por múltiples dispositivos sociales, artificiosos mecanismos de control y disciplinamiento, al decir de Foucault. Y, como esteta de nuevas lógicas, incluyó al surrealismo como paisaje interpretativo del advenir de nuevos planos significantes.

Fernando Fabris, (4), en “Pichon-Rivière, un viajero de mil mundos. Génesis e irrupción de un pensamiento nuevo”, cierra su exhaustiva investigación con frases que transcribo, que sirven como síntesis para pensar a Pichon como autor:
“El problema de la originalidad no es una cuestión menor….Lo necesario va haciéndose posible no sólo por el curso de la historia, sino por el papel que muchos hombres, e incluso algunos hombres particularmente, desempeñan en él. Éste es el caso de Pichon-Rivière, portavoz de su época y, a la vez, excepción. La tarea necesitada, la construcción de una psiquiatría y psicología vincular, social, operativa, histórica y concreta, fue proclamada por muchos intelectuales a lo largo del siglo XX pero por muy pocos hecha efectiva y quizás, por nadie con la potencia propositiva de Pichon-Rivière.”
Sin contar con la presencia pichoniana en Europa, que no es el motivo que nos convoca.

Para cerrar, y en relación al común denominador que expresaran los integrantes de las mesas respecto a la limitada prensa que ha tenido en el mundo el Dr. Enrique Pichon-Rivière, en relación a lo sustantivo y revolucionario de sus teorías y dispositivos, me permito narrar una anécdota que escuché hace años, de boca de un Embajador argentino que había estado acreditado en París. En una reunión en la Embajada Argentina en Francia, con motivo de la Fiesta Patria, le preguntó al Ministro de Cultura por qué Juan Domingo Perón tenía tan mala prensa en Francia. El Ministro se inclinó levemente y le dijo: Entre nosotros, Perón fue quien más daño hizo a nuestros intereses, al hablar de descolonización y Tercera Posición.

Sin forzar demasiado una comparación, diría que Pichon-Rivière fue el que más resistencia activa opuso a los colonizadores mentales, proponiendo una teoría propositiva de la autonomía y la libertad del sujeto, apelando a la creatividad, y considerando al arte como la herramienta que permite el pasaje de lo siniestro a lo maravilloso.



                                                     María del Carmen Barcia
                                                                   Psicóloga Social



















Bibliografía



(1) Albano, Sergio; Levit, Ariel; Rosenberg, Lucía: “Diccionario de Semiótica”. Editorial Quadrata. Buenos Aire, 2005.

(2) Gissi Bustos, Jorge: “Psicología e Identidad latinoamericana. Sociopsicoanálisis de cinco premios Nobel de literatura”. Ediciones Universidad Católica de Chile. Santiago, 2002.

(3) De Brasi, Marta-Bauleo, Armando: “Clínica Grupal, Clínica Institucional”. Atuel Ediciones. Madrid, 1990.

(4) Fabris, Fernando: “Pichon-Rivière Un viajero de mil mundos. Crisis e irrupción de un pensamiento nuevo”. Editorial Polemos. Buenos Aires, 2007































miércoles, 2 de noviembre de 2011

REDES SOCIALES

REDES SOCIALES

DOCENTE: MARÍA DEL CARMEN BARCIA


Cuando se habla de redes sociales, suele caerse en el error de generalizar el concepto a partir de las TICs (tecnologías de información y comunicación), que establece la más amplia posibilidad de interacción entre usuarios globales, estableciendo la inmediatez como condición peculiar de su uso.
En realidad, las redes sociales son un constructo sociológico que –en tanto recurso social-histórico- tiene como impronta el constituir un conjunto de relaciones significativas para el sujeto. Una primera característica, es, entonces:
La intersubjetividad. Esto se da en el marco de lo grupal, ya sea intra o intergrupal. La década del ’90 estuvo acompañada de múltiples operaciones donde se privilegió el mercado (económico y financiero) y se produjo el achique del Estado, tal como se lo conoció dentro de las propuestas keynesianas. Esto nos habla del abandono de la salud, la educación, la previsión social -entre otras instituciones- a manos privadas, sin intervención alguna del Estado ni control del mismo.
La pauperización, la desocupación o la subocupación, fueron consecuencia de la aplicación de esas políticas por los Organismos mundiales (Banco Mundial, Club de París) que se dio en los países emergentes y que (al momento de escribir esta clase, año 2011) está teniendo efecto también en países desarrollados, como EEUU, y otros de la Eurozona (España, Portugal, Grecia, entre otros).
En ese contexto, Argentina tuvo su estallido social en la crisis del 2001, pero puede rastrearse su origen mucho tiempo atrás. El stablishment medió sus políticas a través de las fórmulas de totalitarismo de Estado, en la figura –generalizada en América- de los gobiernos de facto, que ascienden al poder a través de los golpes del Estado, volteando gobiernos elegidos por el pueblo. En casi todos los casos, los medios de difusión gráfica y televisiva, fueron –en general- propulsores de las políticas golpistas.
La desocupación produjo un cambio en la subjetivación. Y, cuando decimos que la psicología social aborda la relación del sujeto con el orden socio-histórico como objeto-campo de su mirada, estamos hablando de complejidad. Hay una relación dialéctica y fundante entre el orden socio-histórico y la subjetividad, que se reenvían mutuamente, en un sistema de relaciones que se expresan en Instituciones: familia, justicia, trabajo, salud, educación.
Se dan entonces, representaciones sociales, pensamientos colectivos, mitos y creencias, que se entienden como IMAGINARIO SOCIAL.
Cornelius Castoriadis (1) dice que los imaginarios sociales pueden, radicalmente, crear sentido.
Divide el imaginario en RADICAL (corresponde a lo imaginante, creativo, INSTITUYENTE)
Y EFECTIVO (cristalizado, INSTITUIDO).

En la conformación del imaginario social, intervienen procesos de identificación, internalización, comunicacionales. Estos procesos se dan en los vínculos, en los grupos, en las instituciones, en la comunidad toda.

Hay un concepto nodal en Pichon-Rivière: nos habla de un sujeto de necesidades que se satisfacen socialmente.
Si en los grupos operativos, uno de los organizadores grupales es la TAREA, en los grupos sociales, un organizador es la institución del TRABAJO.
La posibilidad de cubrir las necesidades, está dada en la potencialidad que tiene el sujeto para crear instancias que le permitan que -en el encuentro sujeto-mundo-, la aplicación plástica de las TÉCNICAS DEL YO, que le posibiliten campear la crisis sin que se produzca su destrucción Coyca, pese a los efectos sobre la subjetividad que toda crisis arrastra.

Es tan grave la situación de pobreza mundial, producida por la aplicación de políticas de mercado, o sea, de políticas de hambre y exclusión, que en el año 1994, la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD, (la misma que había definido la salud, no por la ausencia de enfermedad, sino por el estado de armonía psico-bio-social) utiliza un eufemismo para mencionar la pobreza, llamándola carencia, y definiendo la situación del nuevo orden mundial como CATÁSTROFE EPIDEMIOLÓGICA.

Es así como crece el padecimiento psíquico se expresa en diferentes formas: depresión, aislamiento, trastornos de pánico, trastornos alimenticios de orden psi, o desnutrición por falta de ingesta, alimenticia, consecuencia de la falta de recursos; violencia, individualismo, falta de solidaridad, destrucción del entramado social.
Este padecimiento, está íntimamente ligado a fragilidad subjetiva, el sujeto se siente un barrilete impulsado por el viento, sin posibilidad de dirigir su propia vida. La precarización laboral o la exclusión del campo laboral, traen también una situación peculiar: LA VERGÜENZA.
Esta vergüenza está dada por el discurso instalado desde el poder que desplaza la responsabilidad de la desocupación en el sujeto, negando mediante la desmentida sistemática (2). Al producirse este desplazamiento, el sujeto interioriza el discurso político, culpabilizándose por su situación, sin advertir los atravesamientos que el hecho conlleva.

Se altera la totalidad de la vida del sujeto frente a la crisis laboral, crisis que atraviesa todas las instituciones. La noción de ruptura del lazo social, que habla del desmembramiento del tejido de la sociedad, de las condiciones donde el otro se convierte en un enemigo, donde los vínculos se anulan, donde es imposible construir proyectos de vida. Si no hay proyecto, sólo hay pasado y presente, sin proyecto no hay futuro.
La crisis se expresa en todos los ámbitos, atraviesa todas las instituciones. En el terreno educativo, por ejemplo, trae como consecuencia: ausentismo de alumnos y docentes, descalificación de la autoridad, violencia escolar, falta de rendimiento escolar por desnutrición, etc.

En este verdadero desfondamiento del territorio educativo (3) al decir de Silvia Duschatzky, …“produce una guerra silenciosa de todos contra todos…, va inoculando modos do constitución basados en la expulsión de cualquier elemento que amenace la propia existencia”.
La cuestión social se funda en la otredad, y si “el otro” es amenazante y se lo excluye, “Irrumpe en este contexto ese sujeto inesperado, constituido en un padecimiento de no pertenencia a un todo social” (4) al decir de Alfredo Carballeda.
Elina Dabas (5) plantea que –a veces- los programas sociales hacen énfasis en la ruptura del lazo social y en la carencia de proyectos de las personas, como si fuera un problema individual del cual son culpabilizadas. Esto hace que –a veces- en los programas se condicione su inclusión desde un lugar de desconocimiento, estigmatizando al sujeto, impidiéndole ser actor y hacedor de su destino. Se produce el aislamiento del sujeto, con el sufrimiento psíquico que se deriva de esa exclusión.

Esta situación impide –también- la visibilización,  de las REDES SOCIALES.
Dabas plantea que la red social implica un proceso de construcción permanente, tanto singular como colectivamente, que puede pensarse como un sistema abierto, planteado en una multiplicidad de espacios, que interactúa en forma permanente, cuya estructura es HETERÁRQUICA (es decir, con una multiplicidad de jerarquías), lo opuesto a relaciones AUTÁRQUICAS.
Este intercambio dinámico se va tejiendo a través de los actores de un colectivo con los de otros, potenciando los recursos y creando instrumentos novedosos que favorezcan ese entramado.
Así, familia, escuela, equipos de trabajo, ONGs, Hospitales,  Centros comunitarios pueden compartir desarrollos y aprendizajes que mejoren la calidad de vida.
Compartir produce una sinergia que facilita la multiplicación de recursos.

Esta emergencia de nuevas formas de socialidad, permite la recuperación del poder a los actores sociales, el reposicionamiento de los sujetos frente a las instituciones, lo que produce la seguridad ontológica de la que hablaba Durkheim (6).
A partir del 2003 comienza a modificarse lo endeble social. Se gestionan políticas de inclusión, lo que hace a mayor calidad democrática, y la sociedad argentina, cuyos vínculos estaban desvitalizados por la fragmentación producida por minorías aisladas, por sombras humanas carentes de todo protagonismo social, comienza a tener una esperanza de vida; visibiliza esta fragmentación, y se sensibiliza frente a estas problemáticas, en la medida en que es escuchada la voz de la necesidad popular.

“La intervención en red es un intento reflexivo y organizador de esas interacciones e intercambios, donde el sujeto se funda a sí mismo diferenciándose de otros.” (Dabas)
Veamos lo que ocurre con las redes sociales en Internet: podríamos hacer una lista sobre las bondades de la tecnología en su función relacional: las redes propician contactos afectivos (búsqueda de gente que comparte intereses sin fines de lucro, por ejemplo). Impactan en la subjetividad de forma similar a las redes sociales de sostén, pero, sujetas como están a la fugacidad e instantaneidad, tan pronto pueden aparecer como desaparecer, en un “como si” que –en el mejor de los casos- puede llegar a buen puerto.
La conectividad y la híper-conectividad, no garantizan la comunicación y la calidad de los vínculos. Sin embargo, pese a las críticas, evita el aislamiento de gente que encuentra en Internet su único contacto con el afuera.  “Intervenir en una red social empieza por hallar allí otros con quienes compartir nuestros intereses, preocupaciones o necesidades y aunque no sucediera más que eso, eso mismo ya es mucho porque rompe el aislamiento que suele aquejar a la gran mayoría de las personas, lo cual suele manifestarse en retraimiento y otras veces en excesiva vida social sin afectos comprometidos”. (Dabas)
“Se le llama nodo en la ciencia y otras disciplinas, al punto real o abstracto en donde se reúnen las distintas partes de una conexión para comunicarse entre sí”. (7)

En las redes sociales se utiliza el término nodo para explicar los fenómenos que ocurren mediante un agente vinculante.

Así, por ejemplo, si tomamos un mapeo o cartografía de la salud en una comunidad determinada, estaremos estableciendo puntos de sinergia en los que convergen las familias, las relaciones comunitarias, las escuelas, las amistades, las empresas, las organizaciones hospitalarias, las salas de prevención, las sociedades de fomento, etc., trabajando en forma mancomunada para la prosecución de objetivos estratégicos.
El mapeo permite hacer un relevamiento del funcionamiento de la red, del estado de cosas en un sistema referencial geográfico determinado.

El nodo permitirá la comunicación interactiva entre esas diferentes organizaciones, y –a partir del mapeo situacional- podrán generarse estrategias para llegar más eficazmente a todos los actores de la red.

Un ejemplo de trabajo en red es el que se desarrolla en el Borda: un nodo constituido por la Radio La Colifata, Los Molineros del Borda, los trabajadores de Salud Mental, las casas de externación, etc.
Otro ejemplo significativo se dio durante los cambios de organización del Estado mencionado anteriormente, cuando a la pobreza se le respondió concretamente con la organización del Club del Trueque, cuyo nodo central estuvo ubicado en Bernal (en la antigua Fábrica La Bernalesa), con un entramado en red que abarcó todo el país.  Apostaba a una economía alternativa al sistema formal de consumo y producción de bienes: autosuficiente, basado ene l intercambio, basado en una interacción (vínculo) entre el objeto de la necesidad y su adquisición, muy novedosa. Recordemos que la noción de vínculo es una tríada en relación dialéctica.
La propuesta argentina comenzó a trabajar en los años ´95, con un crecimiento sostenido que abarcaba desde el canje de servicios de odontología –por ejemplo- por determinada cantidad de carne, verduras o lo que fuera, hasta dar respuesta a otras problemáticas más complejas referidas a la ecología, la energía eólica y la defensa del medio ambiente, como el reciclado de materiales no perecederos, o la creación de huertas orgánicas.
Crearon una moneda social, basada en créditos de intercambio, (1 crédito equivalía a un valor nominal determinado); lo que permitía a los integrantes de la red  ofrecer sus productos tangibles o intangibles (sus saberes, por ejemplo), a cambio de otros que fueran de su necesidad. Este sistema favorecía la autoestima del sujeto integrado a la red, ya que la unión de personas con problemáticas similares y la posibilidad de autoabastecerse a través del entramado de la red, les proporcionaba identidad, que se diluye en situación de crisis.
Resumiendo: la red social es un dispositivo de intervención que favorece la sinergia de recursos, potenciando la acción y reinstalando la trama de relaciones sociales que sostienen la fortaleza yoica.

María del Carmen Barcia.





NOTAS

(1) CASTORIADIS, CORNELIUS: “La institución imaginaria de la sociedad. Vol 2. El imaginario social y la institución.” Tusquets Editores. Buenos Aires, 1995.
(2) QUIROGA, ANA: Conferencia: “Psicología Social y Crisis” dictada en la Universidad Maimónides, el 17/09/2004.
(3) DUSCHATZKY, SILVIA: “Maestros errantes. Experimentaciones sociales en la intemperie”. Paidós. Buenos Aires, 2007.
(4) CARBALLEDA, ALFREDO J.M.: “Los cuerpos fragmentados: la intervención en lo social en los escenarios de la exclusión y el desencanto”. Paidós. Buenos Aires, 2008.
(5) DABAS, ELINA NORA: Red de Redes. Prácticas de Intervención en Red. Ed. Paidós. Buenos Aires, 2004.
(6) DURKHEIM, ÉMILE; Las reglas del método sociológico. Fondo de Cultura Económica. México, 2001.
(7) www.definionabc.com/tecnologia/nodo.php-México