jueves, 2 de agosto de 2012

SUBJETIVIDAD MEDIÁTICA (Anexo)


SUBJETIVIDAD MEDIÁTICA
(Anexo) Docente: María del Carmen Barcia

En Comunicación II, expuse 3 teorías respecto de los procesos de comunicación masiva. Una correspondía a los pensadores críticos, que denunciaban  algunas características nefastas en este tipo de comunicación (como los integrantes de la Escuela Crítica de Frankfurt, Horkheimer y Adorno) o los que adhieren a la Teoría Hipodérmica.
Los funcionalistas, que consideraban a los medios masivos como funcionales a la audiencia. ( p..ej: Mc. Luhan, Harold Laswell y WILBUR SCHRAMM en la faz positiva), quienes hablaban de la funcionalidad o disfuncionalidad, según cómo se encarara la información (CHARLES WRIGHT); y por último, a  quienes ocupaban un lugar intermedio entre ambas posturas, como  el semiólogo itaaliano Umberto Eco, autor de un libro que resume su pensamiento: “Apocalípticos e  integrados”.
Como fuera, todos aquellos que nacimos a fines de la primera mitad del siglo pasado -en la era del moldeado -, participamos de instituciones de socialización completamente diferentes de las actuales. Quienes se dediquen a la docencia, sabrán a qué me refiero.
Foucault, en su libro “Vigilar y castigar”, investigó sobre el PODER. El poder y su relación con el saber, que desde los inicios de la modernidad, se fue expresando en espacios determinados, territorios institucionales definidos, “locus” de aislamiento, de reclusión, o de normalización. Se trata del DISCIPLINAMIENTO.
Así, el poder médico se manifestaba en el hospital (sano/enfermo) y en el manicomio  (con su clasificación cuerdo/loco). El saber académico localizaba en la institución educativa, en un inicio como patrimonio de unos pocos; luego, con la democratización tanto de las formas políticas como de la universalización de la  educación, en la escuela; que surge como modelo de normalización, de moldeado. La cárcel reservada al que transgredía la ley, al anómico, a aquél que no entraba en la normativa social. El cuartel normalizaba en la disciplina jerárquica, la defensa del sistema. La fábrica, producto de la era industrial, destinada a la producción. Todo esto funcionó con la lógica panóptica (ver “El panóptico”, de Jeremy Bentham); o sea: alguien que sabía, tenía el poder de vigilar, desde un dispositivo que le permitía ejercer esa vigilancia. Todas las instituciones servían al PODER (el económico).

Seguimos considerando, de modo inercial, las instituciones familia-escuela-sociedad como los ámbitos naturales de socialización del sujeto humano, en su carácter de socialización primaria, secundaria o terciaria.

Los procesos psíquicos más primarios, la identificación y la proyección, tienen lugar en la lógica de los límites, los territorios. El adentro/afuera, esa dicotomía que claramente diferenciaba los contenidos de la psiquis del sujeto de su entorno, fue modificando su estatuto a través del tiempo; hoy nadie pone en cuestión que somos las instituciones que nos habitan, que nos atraviesan por haber atravesado por ellas. Esto quiere decir que las instituciones que nos preceden históricamente, dejan su huella, en alguna manera, cuando nos expresamos, algo de ellas se expresa a través nuestro.

El adentro/afuera surgió – entre otras cosas- a través de la tecnología de la palabra escrita: un espacio exterior (el libro) y un espacio interior (la psiquis del lector).
El concepto  representacionalista del conocimiento es deudor de esta manera de experimentar el mundo que conocimos.

Con el advenimiento de las tecnologías de comunicación e información  (TICs), se da un fenómeno que altera la percepción de la realidad: el tiempo y el espacio, tal como lo hemos conocido, se ha modificado. Las tecnologías informáticas y comunicacionales de la era digital, no sólo permiten la transmisión global  (desterritorializa, atraviesa sin límites todos los espacios de conexión), sino que habilita el tiempo real, simultáneo.

La caída de los grandes relatos (el endiosamiento de la razón de la era iluminista, con la jerarquía de la ciencia y su consecuencia, las técnicas; la linealidad del progreso como forma de lograr la felicidad humana, entre otros) da lugar al advenimiento del pensamiento complejo: a eso contribuyen la Teoría de los Sistemas, la Cibernética de 1° y 2° orden, la ligüística,  y, más cercanamente, la física cuántica y  la teoría del caos.
 La complejidad es un concepto dinámico e interactivo, que nos desafía a abandonar la idea totalizadora, la creencia de total distancia objetiva para abarcar el conocimiento del universo y nos obliga a ajustar los parámetros de visualización y visibilización (como dice Denise Najmanovich) con un estilo de indagación multidimensional, multiperspectivo.

Foucault hablaba de moldeado: (las instituciones de la modernidad estaban destinadas a preparar al sujeto para los distintos lugares que la sociedad tenía destinado para ellos: lo instituido (dejando de lado focalizar sobre las posibilidades individuales de realización, que se manifiestan en el acto creativo individual, la posibilidad imaginante del ser humano: lo instituyente).
Deleuze retoma a Foucault, y va a desarrollar la idea de modulación: instituciones más laxas, donde el control es ejercido sutilmente, hasta llegar a un autocontrol, donde el sujeto, ciudadano o individuo, presta su cuerpo para que este proceso tenga lugar. Por ejemplo: las tarjetas magnéticas que nos permiten entrar y salir de las empresas, los cajeros automáticos, etc.  Estamos acá frente al concepto de CONTROL.

  La sociedad global se entiende, así,  como un proceso, no como un lugar.

El concepto de flujo es propio de las sociedades de control, donde las nociones de tiempo y espacio, y sus respectivas materialidades, han dejado de tener un sentido como lo hemos conocido.

La crisis de la educación es a la vez, la crisis de los espacios áulicos, los contenidos y la autoridad del docente.  Frente a los cambios de paradigma, sostenemos instituciones educativas con la lógica del encierro y el disciplinamiento, mientras la generación de educandos se maneja con la lógica de las tecnologías de información y comunicación: llevan iPods, Mp4, teléfonos móviles al aula, o sea, participan de los flujos comunicacionales, sin tener ni ellos ni sus padres, ni sus maestros, una mirada crítica y reflexiva acerca de los gadgets y de los peligros (además de los beneficios) que las nuevas tecnologías encierran.

Un libro de muy fácil lectura, “Conectados al vacío”, de Sergio Sinay [1], expone la soledad colectiva en la sociedad virtual, donde hay un cambio de conducta que convierte al ciudadano en consumidor, ávido de tener la última versión de una tecno, que lejos de comunicarlo, en el sentido de interrelacionarse con otro, sólo lo conecta. Hay hiperconectividad y pobre comunicación.

La conexión instantánea en detrimento de la presencia activa,  puede ser de importancia para ligarnos a personas que estén físicamente en espacios lejanos, pero la tecnología ha convertido al sujeto en objeto, en un medio de difusión de la misma tecnología, que con la falsa promesa de servir al ser humano, le evita la búsqueda de trascendencia, propia del sentido de la vida.
La frase de Mc. Luhan “el medio es el mensaje”, sintetiza este concepto.

No son pocos quienes relacionan problemáticas nuevas con los mass-media.
Hay trastornos en la forma en que se perciben los objetos del mundo, que se están generalizando en el ámbito educativo.

El SINDROME DE DEFICIENCIA DE ATENCION es propio de los niños en edad escolar en la actualidad. Pese a las advertencias de las Asociaciones cardiológicas, los laboratorios venden indiscriminadamente ritalina, que es recetada –también indiscriminadamente- a chicos que demandan afecto y atención a padres que firmaron su membresía a una sociedad tentada por el consumo. Por otro lado, la estadística de niños pequeños que manejan teléfonos celulares es alarmante. Cuando decimos que en la era mediática “CONSUMIMOS CONSUMO”, estamos expresando que se pone en marcha una rueda que involucra múltiples actores industriales: TICs, farmacéutica, aparatología diagnóstica, etc, etc.

ANIBAL FORD, uno de los más importantes investigadores argentinos en Comunicación, explica el descontrol que provoca en las aulas públicas o privadas el uso disfuncional de las nuevas tecnologías[2].
Los cambios en la prosexia (hipoprosexia, fugacidad de la atención, etc), más otras situaciones que se dan en el ámbito educativo; como pérdida de la autoridad del docente, agresividad de alumnos y padres, falta de comprensión (déficit de la cognición del educando), adelantamiento de los modelos sexuales), son, entre otros, algunas de las realidades que van de la mano de los adelantos tecnológicos que apuntan a nichos consumistas  cada vez más jóvenes.

Si a esto sumamos la creación de planetas virtuales en la red, como Second Life, espacio donde el usuario crea un alter ego  y puede acceder a un espacio virtual por el que pagará 9,95 dólares más un impuesto por la parcela ocupada (lugar donde se realizan operaciones de marketing), podemos ver que la tecnología, que avanza con la promesa de hacer la vida del ser humano más útil, en realidad está aislando cada vez más al sujeto en el ámbito de su individualidad, a la vez que alienta una suerte de disociación esquizoide, como explica JOHN SULER, catedrático de psicología de la Universidad de Rider, EEUU.


Como dice un especialista catalán, Joan Torres i Prat[3], “los hijos de la neotecnología no son sujetos, son usuarios, son consumidores, son miembros”.  No tienen identidades reales ni nombres, sino nicknames y passwords.  Al entrar a la red social, el chat, se eximen del factor ético que conlleva toda interacción humana, donde el otro, lejos de ser una finalidad en el circuito de la comunicación, es un vehículo de circulación y transmisión de tecnología, tanto como él mismo.

Por mencionar una realidad vivida en EEUU hace poco tiempo: la adicción a la tecnología hizo que cientos de jóvenes se apostaran en los locales de ventas de Apple la noche anterior a salida del último modelo de iPod, a la espera que abrieran para ser los primeros en comprarlo, aunque el próximo modelo, que seguramente saldrá a la brevedad, deje un cúmulo de chatarra inútil contaminando la Tierra. TENER vs. SER, ésa es la actual oposición al SER o no SER shakesperiano.

Como militantes sociales, es nuestra obligación desarrollar una mirada crítica a nuestra cotidianidad, donde la tecnología se ha convertido en nuestro entorno más cercano, y –por lo tanto- velado por la naturalización que esta cercanía produce.
Todo avance tecnológico, si no está al servicio del hombre, puede convertirse –mediante una retórica adecuada- en la excusa para su utilización.
Pensemos en las ganancias enormes de la industria armamentística,  que justifica su escalada con peligros reales, construidos o supuestos; las consecuencias de la degradación del hábitat planetario, a partir de la acumulación de tóxicos de la obsolescencia tecnológica, la poca consciencia en el derroche del agua en un mundo en vías a la desertización, la tala indiscriminada que contribuye al calentamiento global, etc.

Para pensarlo.


 María del Carmen Barcia


[1]SINAY, SERGIO: “Conectados al vacío” La soledad colectiva en la sociedad virtual. Ediciones B, Buenos Aires. 2008.
[2] FORD. ANÍBAL: “La marca de la bestia”. Editorial Norma, Buenos Aires. 1999
[3] TORRES I PRAT, JOAN: “Consumo, luego existo”. Icaria, Barcelona. 2006.

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